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Con los titulares y las noticias sobre el COVID-19 o el coronavirus, es fácil que se manifieste la ansiedad y el miedo. Con el cierre de las escuelas, la cancelación de los torneos de baloncesto y el discurso del presidente, es una amenaza real para nuestras comunidades. Como padres, nuestro trabajo es proteger a nuestros hijos de las amenazas. Esta es una de las razones por las cuales existe la frase “Mama Oso”. Por naturaleza, somos protectores.

Además de limpiar nuestras casas, lavarnos las manos y mantener a nuestros hijos alejados de reuniones grupales grandes, hay una oportunidad importante para nosotros en medio del caos. Una oportunidad para hablar con nuestros hijos sobre algunas cosas difíciles que suceden en el mundo que nos rodea. Lo más probable es que tengan preguntas sobre lo que está sucediendo y sentimientos que no saben cómo expresar. Si eres honesto, probablemente también te sientas de la misma forma.

En medio de esta pandemia, puede aprovechar los próximos días para discipular. A la luz del Coronavirus, aquí hay cinco preguntas o formas de iniciar una conversación.

1. ¿En quién confiamos?

Confiamos en el Señor. Él está en su trono y no importa lo que esté sucediendo a nuestro alrededor, confiamos en Él. Él es fiel y verdadero. A Él no le sorprende nada de esto y confiamos en Él. Pregúntele a sus hijos: “¿En quién confiamos?” Hebreos 13:8 ” Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. No importa lo que pase en los días venideros, Jesús permanece igual.

2. ¿Tienes miedo de lo que está pasando?

Al hacer esta pregunta puedes obtener una respuesta simple de un “No” y está bien. Déjalo pasar y no anticipes el miedo a tus hijos, pero si dicen algo más, mantén la conversación. Hable sobre a qué le temen, qué están escuchando y qué creen que es lo que está sucediendo. No tienes todas las respuestas, pero a veces al solo verbalizar nuestros miedos nos da la esperanza de que no controlen la situación. Juan 14:27 dice: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Jesús es el dador de la paz. Ayude a sus hijos a ver esta paz en medio del miedo.

3. ¿Qué podemos hacer por los afectados?

Esta es una gran oportunidad para orar. Ore por aquellos que están enfermos y por aquellos en el campo médico que trabajan arduamente para encontrar una solución a este problema. Ore por una cura, un antídoto para el COVID-19. También podemos hablar sobre todas las familias que pueden haber perdido a un ser querido en todo el mundo. Si tiene niños más pequeños, es posible que no entiendan esto, pero para aquellos que son mayores, este es un buen momento para hablar sobre el dolor y la esperanza que tenemos en Jesús. El Salmo 62: 5 dice: “Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de Él es mi esperanza.” Siempre podemos descansar en nuestra esperanza.

4. ¿Qué debemos hacer?

Esta respuesta está fácil, sigue las reglas que los del CDC nos han dicho que sigamos. Lávate las manos, no toques tu cara y estornuda en tu brazo. Lo que también podemos hacer desde nuestros hogares es orar. Nuevamente, esta es una gran oportunidad para enseñarle a tus hijos sobre la oración y su poder. La oración es una invitación a ir al Señor en nombre de los demás, también es una forma de poner nuestros corazones a confiar en el Señor. 1 Juan 5:14 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” Servimos a un Dios que no solo nos ama sino que también nos escucha. Ayuda a tus hijos a saber que el Señor escucha su voz.

5. ¿Sabías que mamá / papá está __________?

Sé discreto en esta conversación. Conoce a tus hijos y lo que ellos son capaces de manejar. Una de las mejores formas de abrir líneas de comunicación es encontrar puntos en común. Lo más probable es que tu tengas preguntas y sentimientos sobre lo que está sucediendo. Sincérate con tus hijos, y coméntales cosas como “¿Sabías que papá está preocupado por la bolsa de valores?” Honestamente, estoy preocupado por las repercusiones financieras de todo esto, así  que puedo compartir mis pensamientos y lo que siento. Esto puede no aplicar a todos los niños, pero bajar la guardia les permite saber que no están solos. En este caso, podemos compartir a nuestros hijos la primera pregunta, ¿en quién confiamos?

¿En quién confiamos?

Que este sea nuestro lema durante las próximas semanas. Que descansemos y sepamos que Jesús es El Rey. Ayudemos a nuestros hijos a ver en años posteriores que en medio de estas circunstancias, mamá y papá confiaron en Jesús.

Bobby Cooley
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